Su padre José vino a Sunchales desde Rosario en 1926 para jugar al fútbol en el Club Libertad. Aprendió el oficio de escobero y después abrió su propio negocio. «Cuando llegó trabajó en la escobería de Tourn, después se retiró y con mi tío pusieron una fábrica de escobas y cepillos en la esquina de Zeballos y 1° de Mayo».
Se casó con Catalina y tuvieron cuatro hijos. Doris nació en 1935 y tuvo contacto con el negocio desde muy joven. «Mi papá tenía muy fea letra, y como la mía era linda yo le hacía las facturas y la contabilidad. Terminé el secundario en el Colegio San José y en esa época no se conseguían hilos. Mi papá iba a Rosario de compras, yo lo acompañaba y comencé a traer hilos, elásticos y botones. Así empecé con el negocio, con mercería».
Con el paso del tiempo se sumaron artículos. José falleció en 1967 y la tienda fue creciendo de la mano de Doris, transformándose en un emblema del rubro. «Fuimos representantes exclusivos de la marca Adidas en la ciudad y uno de los primeros de Santa Fe. Venían de Rafaela, de Tacural, de Aldao, de toda la zona a comprar acá».
La permanencia y el éxito no fueron casualidad. La fórmula para lograrlo ha sido una combinación de varios factores: esfuerzo, constancia, atención, honradez, responsabilidad e innovación, entre otros. «Yo respeté mucho a los clientes, los trataba como amigos. Agradezco a toda la gente que entró a Casa Benditti, y que hoy todavía se acuerda de mí, me saluda en la calle y me da su afecto, eso no se paga con nada».
En 2012 Doris vendió el negocio. Le dedicó casi 60 años de su vida y no se arrepiente de nada, porque todo lo hizo a conciencia y con un objetivo principal, que hoy encuentra plenamente cumplido. «Yo no fui materialista, a mí la plata no me interesaba ni me interesa ahora. El sueño de mi esposo y el mío era que nuestros hijos pudieran estudiar y fueran buenas personas, esa es la mejor herencia que les podíamos dejar. Se cumplió nuestro deseo y estoy orgullosa de ellos. Valió la pena el sacrificio».
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