En el comedor de su casa de Sunchales ahora funciona durante algunas horas del día un aula de primaria y secundaria al mismo tiempo.

A partir de la cuarentena obligatoria Melina y Martín adoptaron un nuevo rol: además de padres son maestros, y también alumnos porque aprenden cosas nuevas y refrescan sus conocimientos junto con sus hijos.

Para ellos lo bueno de esta nueva realidad es el tiempo que ahora pueden compartir en familia, y poder enfrentarse al desafío que proponen los nuevos contenidos de la educación actual.

También reconocen que a veces tienen dudas sobre su manera de enseñar cada tema, si será la correcta, sobre todo cuando piensan en cómo lo podrían estar haciendo en su lugar los maestros y profesores. Que sus hijos hayan perdido el contacto con sus compañeros de escuela es algo que agregan a la parte negativa del asunto.

Sus cuatro hijos respetan la rutina de estudio durante cada día, incluso los fines de semana. Catalina está en cuarto grado de la Escuela N° 1212, Luna y Juan Felipe en segundo año, y Brisa en quinto año, los tres son alumnos de la Escuela Técnica N° 279. Reciben las consignas y tareas por WhatsApp o correo electrónico y una vez hechas las envían por el mismo medio, utilizando teléfonos y tableta. Además tienen clases de básquet y fútbol por internet.

Dicen que les gusta el tiempo que ahora comparten con sus padres y que ellos sean sus maestros. También valoran que se esté integrando la tecnología en la educación. No tener que levantarse temprano es algo bueno para la más pequeña.

Al mismo tiempo, extrañan la escuela y sus compañeros, y lamentan no poder compartir más tiempo con ellos, sobre todo Brisa que está en sus últimos años. Luna y Juan Felipe a veces tienen miedo de no poder entender los temas nuevos que les envían sus profesores.

En la mesa que comparten fluyen y se entremezclan los sonidos, las actividades y las materias de cada uno. Todos conviven en un mismo espacio multitemático, libre y abierto.

La nueva forma de vivir, aprender y enseñar que trajo la cuarentena plantea desafíos y deja aprendizajes para todos: niños, jóvenes y adultos.

Esta familia representa a todas las familias que debido a la situación actual han transformado su casa en escuela y viven el presente con ganas de futuro, que siguen adelante a pesar de la incertidumbre y las dificultades, que superan contagiando la esperanza y multiplicando la energía presente en cada uno.


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