Hace 36 años que es profesor y es el más antiguo de la Escuela de Educación Técnica N° 279 de Sunchales. Sus materias son Introducción a los circuitos eléctricos y Procesos de fabricación industrial.
A partir de la cuarentena Juan Carlos ha dejado las aulas de la escuela y ha transformado el garage de su casa en una especie de productora audiovisual educativa.
Desde este lugar genera los contenidos teóricos en formato de video que luego envía a sus alumnos siguiendo el programa de cada materia y año de cursado.
Allí utiliza su computadora y teléfono con internet, un proyector y una pizarra. Ha adaptado un trípode para poder filmar lo que muestra la pantalla y lo que él mismo dibuja y explica en la pizarra, como si estuviese en el aula real hablando con su clase.
Trabaja más horas que antes ya que, además de corregir y responder consultas virtuales de sus 47 alumnos de 4° y 5° año, debe preparar el material para cada curso y no siempre le resulta fácil hacerlo con las nuevas herramientas.
Debido a esto tiene claro que no sólo se trata de enseñar, él también aprende cosas nuevas junto con sus estudiantes. En esta nueva versión de la escuela el aprendizaje no conoce roles y todos se ven favorecidos.
Opina que lo mejor de esta forma de educar es poder aplicar las nuevas tecnologías, aunque cueste adaptarse. Y lo peor es la falta de contacto directo con el alumno, que considera esencial y que favorece a la enseñanza.
«La medida de la inteligencia es la capacidad de cambiar», esta frase de Albert Einstein que se lee al final de una de sus presentaciones, resume y define lo que se plantean a diario en estos días los maestros, los estudiantes y las familias.
En Juan Carlos pueden verse reflejados todos aquellos educadores quienes a raíz de este contexto especial han adaptado su forma de enseñar y de vivir, que siguen adelante con su tarea y afrontan con pasión, dedicación, esfuerzo y compromiso los desafíos que presenta la realidad.
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