Nació en Raquel en 1939. Allí hizo la escuela primaria y comenzó a trabajar en el campo de sus padres cuando era niño.
En un baile en Humberto 1° conoció a Inés, se casaron, vivieron en Raquel en la casa de los padres de Reinaldo y tuvieron dos hijos. «En el campo teníamos animales y a veces sembrábamos sorgo o mijo. Fui tropero, pintor, bolsero, costurero, levantador de bolsas, hice de todo».
En 1990 la familia se instaló en Sunchales. Reinaldo siguió trabajando en el campo durante un tiempo hasta que decidieron alquilarlo.
Con más tiempo disponible intensificó su afición por coleccionar botellas y llaveros, que había iniciado en el campo y que por cuestiones del trabajo no pudo desarrollar plenamente: «Salía a buscar botellas y sifones por todas partes. Donde sabía que podía conseguir iba y preguntaba si me las daban. Cuando dejé el campo empecé a viajar y de cada ciudad traje llaveros, así agrandé la colección, aunque la mayoría me los obsequiaron. Tengo 2.200 llaveros y la misma cantidad de botellas».
Declarado hincha de Boca y Chevrolet, además de coleccionista, Reinaldo es un hábil artesano: Ha creado con sus manos réplicas detalladas de molinos, monumentos, autos de carrera y muebles, entre otras piezas. Sus últimas producciones incluyen maceteros y adornos de hierro.
Todo lo ha hecho en su taller, ubicado en el patio de su casa, utilizando herramientas manuales, básicas y simples, que trajo del campo. “Ahora me dedico más a los hierros. Me gustó mucho hacer las réplicas de madera, las haría todavía, pero no puedo, la vista no me da”.
Sencillo, amable y jovial, Reinaldo ha sabido ocupar y aprovechar su tiempo haciendo lo que más le gusta. Aunque los años han afectado su salud, él no piensa quedarse quieto: “Me parece mentira que haya hecho tanto. Me gustaría hacer más réplicas de madera o hierro, pero si sigo así no voy a poder, va a ser difícil. Pero algo hay que hacer, no voy a estar todo el día con los ojos cerrados escuchando la radio, es imposible”.
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