Durante más de 30 años trabajaron en su negocio de calle Rivadavia. Esta semana, debido a las complicaciones que trajo la cuarentena para su funcionamiento, decidieron cerrarlo.
El inmueble que ocupa el negocio tiene mucha historia: en un comienzo sirvió de alojamiento para los empleados ferroviarios que pasaban por la ciudad. Luego fue la casa de los padres de Alicia, donde ella vivió desde los 8 años.
En el año 1987 se transformó en un local de venta de muebles usados. Alicia y «Garrafa» con sus propias manos se encargaron de derrumbar paredes internas para adaptar el lugar y poder presentar de mejor manera las pertenencias y objetos que les acercaban las personas, con la idea de que ahí ellos pudieran venderlas.
Recuerdan que al comienzo un fletero con chata y caballos les hacía los traslados de los muebles. Y también que sus hijos iban al negocio a tomar la leche y hacer los deberes de la escuela. En esa época se había transformado en la segunda casa de la familia.
Después se anexó la venta de productos de limpieza y Fabricio, uno de sus hijos, trabajó 8 años en ese sector del comercio.
Por último, ya sin el negocio de muebles usados, se sumó la verdulería, que convivió junto con la venta de kerosene, carbón, leña y otros productos. Entre los rubros atendidos también hubo en un tiempo ropa usada y plantas.
Los beneficios del negocio les permitieron viajar y conocer diferentes sitios de Argentina y países limítrofes, algo que estiman y que perdura en sus mentes y corazones a través de anécdotas y experiencias vividas en cada lugar visitado.
Dicen que si no fuera por esta situación hubiesen mantenido abierto el comercio, aunque no sienten pena por el cierre. Han conocido mucha gente en todo este tiempo y valoran los buenos momentos que pasaron dentro y fuera del local, con algunos clientes que se convirtieron en amigos.
El futuro del local es incierto por ahora. Comentan que hay algunos interesados en alquilarlo, y que estarían dispuestos a venderlo si surje una buena oferta.
Un negocio tradicional de Sunchales cierra sus puertas, pero se abre una nueva etapa de la historia de Alicia y «Garrafa», con todo el tiempo disponible ahora para el descanso y para el disfrute pleno de su aventura en el viaje de la vida.
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