Armida Cravero de Astesana

Nació el día de navidad de 1915 en Raquel. Tiene 104 años vividos con felicidad y sin grandes problemas. Goza de muy buena salud y una clara memoria.

Es la mayor y única sobreviviente de 4 hermanas y 3 hermanos. Tuvo 3 hijos y hoy disfruta de 9 nietos y 19 bisnietos.

La longevidad es un don familiar: su mamá falleció a los 104 años, una de sus hermanas a pocos días de cumplir los 100 y otros hermanos con algo más de 90.

Sus estudios primarios los hizo en el Colegio San José de Sunchales, viviendo en la casa de sus abuelos maternos. Iba a misa y después cruzaba la plaza para ir a la escuela, en doble turno.

De regreso en Raquel estudió corte y confección. Allí a los 20 años se casó con Bartolo y después se mudaron al campo, a 8 kms. de Sunchales.

Ahí vivieron 30 años. Criaron toros, vacas, gallinas y pavos. Tuvieron quinta y plantas de ciruelas, peras, manzanas y duraznos. Trabajaron muy bien, con gusto y comodidad a pesar de las limitaciones de la vida de la época.

Su vecino fue Juan B. V. Mitri, quien junto a su esposo Bartolo y otros hombres impulsaron el cooperativismo en la zona, dando origen luego a SanCor C.U.L.

En el año 1965 se mudaron con dos de sus hijos a Sunchales. Construyeron su nueva casa donde estaba la de sus abuelos. Siguieron vinculados al campo pero pasando más tiempo en la ciudad, donde también tuvieron quinta, gallinas y muchas plantas.

Durante más de 30 años colaboró con la parroquia junto a otras mujeres, elaborando las ostias, haciendo comida para vender y limpiando el templo, entre otras tareas.

Hace 20 años quedó viuda y desde que cumplió los 100 años lee, reza, conversa y descansa. Según ella, para vivir mucho hay que comer bien e ir a misa los domingos. Hoy no va al templo pero escucha la misa por radio. “Hay que saber recibir los dolores, llegan. Todo llega.”, expresa con la seguridad que otorgan los años vividos.

Ya es casi la hora de cena. Armida agradece y se despide con sabias palabras: «Es muy lindo tener una ocupación, si uno se deja estar, se cae. Que el Señor lo acompañe».


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