Nació en Aldao en 1935 y a los 7 años se mudó con su familia a Sunchales. Estudió en la Escuela Fiscal y en la Escuela del Hogar, donde aprendió a bordar a mano.
En 1956 conoció al fotógrafo Adino Bonaudi en un evento en Amigos del Arte y en 1959 se casaron. Tuvieron 3 hijos: Lilia, Gerardo y Claudia.
Adino fue el menor de cinco hermanos, hijos de María y Ennio. La familia Bonaudi dedicó su vida al arte de la fotografía y fue sinónimo de prestigio y calidad desde 1935, cuando Ennio se instaló en Sunchales. Con sus trabajos marcaron toda una época y se convirtieron en líderes del rubro en la zona.
Desde 1952 Adino aprendió junto a sus hermanos el oficio de fotógrafo: «Empezó ayudándoles cuando volvió del servicio militar, era una época de mucho trabajo. Fue aprendiendo de a poco todo lo que le enseñaban».
Se dedicó principalmente a la fotografía social: «Hacía fotos de cumpleaños, casamientos, fiestas de egresados, de cualquier tipo de evento. Era una buena época, había varios casamientos por día. También lo venían a buscar para ir a los pueblos vecinos. Él era meticuloso, le gustaba hacer las cosas prolijas, ese era un sello familiar».
En 1975, cuando la sociedad de los hermanos se disolvió, Catalina comenzó a trabajar con Adino en el local familiar: «Le ayudaba, atendía a la gente, recortaba fotos y me ocupaba del archivo: numeraba y guardaba los negativos, con mucha paciencia y prolijidad ya que era algo muy delicado y había que tenerlo muy bien ordenado».
En 1995, después de 20 años de trabajo juntos, Catalina y Adino se jubilaron y abandonaron el negocio: «Me gustaba muchísimo atender y estar con la gente. Lo extrañé mucho cuando tuve que dejarlo».
Adino falleció en 2018, tenía 88 años. “Él trataba de proceder lo mejor posible para que los hijos le copien. Les aconsejaba mucho sobre el comportamiento y recibieron muchos ejemplos de su parte. Tuvo muy en cuenta eso, que sean honrados y trabajadores… y hoy lo puedo ver reflejado en ellos”.
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