José Manelli nació en 1890 en Ataliva. Se casó con Rosa Ardusso y tuvieron tres hijos: Leopoldo, Delia y Olivio. Vivieron en Humberto 1° hasta que falleció Rosa. En 1928 se mudó con sus hijos a Sunchales.
En 1929 compró la panadería de Juan Manzo y surgió «Panadería Manelli». «Mi abuelo venía del campo, no sabía nada del oficio. Debe haber tenido vocación, porque funcionó muy bien y hacían muchas cosas».
José se casó con Lucía Boeris, con quien tuvo tres hijos: Nélida, Irlando e Ildo, que falleció siendo niño. Del matrimonio entre Leopoldo y Ernestina Porporatto nacieron Nidia y Lucy. Padres, hijos y nietos vivieron juntos y trabajaron en la panadería: «Los hombres hacían el pan y las mujeres se ocupaban de la venta. Mi papá y mi tío repartían en volanta por el campo y el pueblo. En su recorrido más largo mi papá llegaba hasta Lehmann. Tenía clientes amigos que lo esperaban con algo para tomar, le regalaban chorizos o gallinas. Era muy querido».
En 1950 falleció Lucía y en 1963 José se fue a vivir a Córdoba. Leopoldo quedó como único dueño del negocio. «Había mucha fraternidad entre colegas. Cuando se incendió la panadería de Pessuto, mi papá le prestó el horno para que pueda hacer el pan».
Lucy se casó con Rómulo Ríos, quien en 1973 comenzó a trabajar en la panadería ayudándole a Leopoldo, que se jubiló en 1981. Rómulo quedó al frente del negocio hasta el 31 de diciembre de 2004 cuando decidieron cerrarlo. “La panadería dejó de ser rentable: se vendía pan en despensas, lo traían de otros pueblos y había más competencia.”
Hoy el legado de José Manelli sigue vivo en la ciudad de Córdoba: ya jubilado, Irlando abrió una panadería que lleva el significativo nombre de «Nono José». También permanece en la memoria y sentimientos de Lucy: «El negocio fue lo que aglutinó a la familia y nos ayudó a valorar el sentido del trabajo. Fue hecho con gusto y con una vocación que se transmitió de unos a otros. Todos estos recuerdos me hicieron bien. En este momento me siento más Manelli que nunca».
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