Selva nació en Sunchales en 1933 y comenzó a trabajar a los 10 años. “Barría la vereda de una mujer de apellido Destéfanis, que vivía frente a la Escuela Fiscal. Y así siguió mi vida, siempre trabajando. Después trabajé en la casa de los Siccardi y del dentista Costamagna”.

A pesar de las dificultades, Selva tiene gratos recuerdos de su infancia. “Vivíamos en el campo de Boero, éramos seis hermanos. Fuimos a la Escuela Nacional 169, mi mamá nos llevaba en sulky todos los días. Para mí esa escuela era lo más sagrado que había”.

Su padre vendió una vaca y compró un terreno en el pueblo, y allí se mudó la familia. “Cuando vinimos, estaba lleno de espinillos y chañares. Nos hicimos una casita y nos fuimos criando. Con el tiempo todos nos ganamos el puchero, como se decía”.

Luego de trabajar algunos meses en Buenos Aires, Selva volvió a Sunchales porque su madre estaba enferma. “Mi mamá murió a los 44 años. No sabía leer ni escribir, pero nos enseñó lo poco que sabíamos cuando entramos a la escuela”.

A los 32 años, Selva tuvo su primera hija, Esperanza, y casi dos años después nació Raquel. Al poco tiempo el padre de las niñas se fue y Selva tuvo que hacerse cargo de su crianza. “Me quedé sola, pero trabajé y las hice estudiar”.

Con sacrificio y esfuerzo Selva siguió adelante. “Durante la semana iba a las casas de familia, el sábado trabajaba en el boliche y el domingo en las casas quinta. A veces mis hijas me ayudaban. Tuve trabajos de muchos años que me gustaban”.

Durante 27 años cuidó y limpió el baño de mujeres de Bonampack’s, la discoteca más popular de la zona en ese tiempo. “Empecé cuando los baños estaban afuera. Me encantaba trabajar ahí, tuve compañeros muy buenos y también hice muchos amigos”.

Hoy, con 89 años, Selva goza de la compañía de sus nietos y bisnietos, se entretiene haciendo sopas de letras y yendo al taller de costura. “Todo lo que quise hacer lo hice y estoy conforme. Trabajé mucho pero la pasé bien. Aunque tengo algunos añitos más, siempre estoy haciendo algo. Quisiera seguir viviendo bien, tranquila, de acá para allá y de allá para acá”.


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